sábado, 7 de marzo de 2009

DECLARACIÓN: “NOSOTRAS EXIGIMOS, UNIDAS DECIDIMOS”

“NOSOTRAS EXIGIMOS, UNIDAS DECIDIMOS”
¡¡Basta de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres!!




Participación social y política

Este 8 de Marzo, las mujeres que habitamos este país, de todas las edades, de distintas condiciones sociales, étnicas y raciales, de diversas opciones sexuales y militancias políticas, estamos aquí para decir: ¡Basta de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres!

Esta democracia está en deuda con las mujeres: la protección de nuestra vida y el reconocimiento de nuestra dignidad, el derecho a vivir libres de violencia sexista, el acceso a la salud y la educación de calidad, la libertad sexual y reproductiva, el trabajo digno y la protección social, la participación social y política, el acceso a la cultura y el derecho al descanso, son utopías que no se concretan en nuestra vida cotidiana.

La estructura patriarcal y machista de la sociedad y la cultura es la base de esta perversa discriminación que nos afecta a todas, y que impacta con más fuerza en el cuerpo y en la vida de las mujeres trabajadoras, campesinas e indígenas, de las mujeres pobres, de las lesbianas, de las niñas y de las jóvenes, y también de las más viejas.

Este 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, le decimos al Estado chileno que no ha cumplido con su responsabilidad de garantizar el respeto a nuestra dignidad y derechos humanos. Las mujeres seguimos siendo ciudadanas de segunda clase, pese a nuestro rol histórico en el devenir del país y en la lucha contra la dictadura.

Frente a la nueva contienda electoral, hemos acordado unidad en nuestras acciones políticas y hemos decidido articular nuestras voces para interpelar a quienes hoy se disputan el poder. Los exhortamos a que adopten compromisos públicos frente a nuestras demandas, puesto que estas no se negocian. Queremos una nueva Constitución Política que surja del debate y decisión ciudadana, que garantice las libertades, el respeto a los derechos humanos e instale la justicia social, económica y de género. Exigimos el fin del sistema binominal en tanto permite a dos coaliciones políticas repartirse el poder, excluyendo de la participación a amplios sectores políticos y sociales, y discriminando en forma particular a las mujeres.

A nuestros compañeros de partido y de organización como mujeres políticas y dirigentas les demandamos: ¡Mayor presencia de las mujeres en los espacios de representación y liderazgo político, es nuestro derecho!

A los candidatos: ¡Compromiso con un sistema político incluyente y que no discrimine a las mujeres!

Al gobierno que llegue: ¡Participación paritaria en el gobierno central, regional y local.
¡Las mujeres queremos poder y podemos ejercerlo!

Trabajo y seguridad social

Hoy en Chile, las mujeres trabajadoras representan más del 40% de la fuerza de trabajo, y muchas de esas mujeres aportan el único sueldo de miles de familias. A ello hay que agregar el trabajo no reconocido ni remunerado de las dueñas de casa y las mujeres en el hogar.

Las mujeres se integran cada vez más al campo laboral en momentos en que se atenta contra el derecho a la negociación colectiva y sindicalización; cuando se hace oídos sordos a la reforma al Código Laboral exigida por las organizaciones sindicales, y se pretende “flexibilizar” la protección a la maternidad que rige en el país desde hace 40 años la que constituye una ganancia de la lucha de las mujeres.

Este contexto agrava la discriminación a las trabajadoras: las menores remuneraciones, el trabajo precario y la inseguridad laboral, las ausencia de salas cunas y jardines infantiles con horarios adecuados al trabajo de las mujeres, la impunidad del acoso sexual en el trabajo y el impuesto al útero que cobran las ISAPRES son algunas de sus manifestaciones más evidentes.

Nosotras demandamos trabajo decente, igualdad de oportunidades laborales e igualdad salarial con los hombres. Queremos políticas de creación de empleos para las mujeres. No nos basta con los empleos de emergencia para paliar la crisis. Es hora que se aseguren los beneficios de la seguridad social para las mujeres trabajadoras, remuneradas y no remuneradas, la protección del derecho al cuidado de los hijos e hijas y licencias compartidas con los padres de esos hijos y de esas hijas.

La libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva son parte de nuestras demandas innegociables porque las mujeres trabajadoras somos mayoría en los trabajos precarios y desprotegidos. Queremos poder para debatir y negociar en igualdad de condiciones con los empleadores y empresarios, y que nuestras exigencias y necesidades, que son muchas más que la protección de la maternidad, formen parte de los contratos colectivos.

En el largo camino del sindicalismo chileno se debe reconocer a las mujeres que han dejado sus huellas: maestras, obreras, campesinas, profesionales, pirquineras, salmoneras, las trabajadoras del Estado y del comercio quienes, codo a codo, fueron y son parte de la construcción de las luchas de las organizaciones sindicales en las distintas épocas que ha vivido el país. Desde la recuperación de esta memoria, no aceptamos que a las dirigentes sindicales se nos exija renunciar a nuestras organizaciones y a nuestra historia si tenemos el legítimo propósito de formar parte de la representación parlamentaria.

Chile está inmerso en la crisis capitalista neoliberal, que acentúa la pobreza, la exclusión y la discriminación de las mujeres trabajadoras. ¡No estamos dispuestas ni debemos pagar sus costos!

Derechos sexuales y reproductivos

El cuerpo de las mujeres es el lugar donde se ejercen los mayores controles y las peores violencias de esta sociedad patriarcal. En nuestro primer territorio -el cuerpo- y sobre nuestra sexualidad intervienen intereses políticos, económicos y dogmas religiosos. La maternidad se nos impone como un deber, y se nos niega la decisión autónoma y libre de ser o no ser madres.

La negación de la anticoncepción de emergencia, la píldora, en los servicios de salud públicos ¡es una vergüenza nacional! Estamos esperando los compromisos de los candidatos en la restitución inaplazable de este derecho. Los derechos sexuales y reproductivos deben ser reconocidos en Chile como derechos humanos universales, inalienables y exigibles ante el Estado y ante quienes los transgredan. Por lo tanto demandamos la aprobación urgente de la Ley Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos.

La despenalización del aborto, la atención de salud digna y sin discriminación a las mujeres viviendo con VIH/SIDA, el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para las jóvenes y las mujeres lesbianas, son algunas de las muchas deudas que el Estado chileno debe saldar con las mujeres y estamos aquí para cobrárselas.

A los hombres queremos decirles que la reproducción, la crianza y el cuidado de otros y otras son también responsabilidad masculina.

Violencia contra las mujeres

En nuestro cuerpo también está instalada la violencia machista. Con LUTO y con RABIA decimos BASTA de violencia contra las mujeres, violencia que día a día cobra la vida, la salud y el bienestar de muchas. Exigimos: ¡ni una mujer menos, ni una muerta más! No más femicidios. Queremos ver leyes que prevengan y sancionen toda expresión de violencia contra las mujeres, entre ellas la violencia sexual, presente en la casa, en la calle, en el trabajo, en la iglesia, en el sindicato, en el partido político.

Demandamos políticas públicas integrales, sostenidas y financiadas para prevenir y atender la violencia contra las mujeres y reparar los derechos de las afectadas. Exigimos justicia para las mujeres y sanción efectiva para los agresores.

Exigimos verdad, justicia y reparación para las mujeres asesinadas, torturadas y desaparecidas durante la dictadura. ¡Ni perdón, ni olvido!

La educación y la cultura favorecen y reproducen la discriminación y la condición subordinada de las mujeres. Demandamos cambios culturales profundos, empezando por los medios de comunicación y la publicidad, para que destierren el uso denigrante y estereotipado de las mujeres que avala la violencia machista y la invasión sexual de nuestros cuerpos. Exigimos educación laica, sin dogmas religiosos, que promueva el respeto de los derechos de las mujeres.

Mujeres campesinas e indígenas

El sistema capitalista neoliberal, explotador y depredador, ha desatado una crisis mundial de proporciones que castiga a la humanidad entera, destruye el medio ambiente, y pone en riesgo la soberanía alimentaria y política de los pueblos.

Las mujeres rurales y de los pueblos originarios luchamos contra este modelo depredador, luchamos por la reivindicación de nuestros derechos laborales y por la revalorización del trabajo agrícola. En el país, el uso de las tierras cada día se expande más a los monocultivos con semillas transgénicas destinadas a los combustibles –alimento para las máquinas y no para las personas– con aplicación desmedida de plaguicidas lo que atenta contra la salud de las trabajadoras del campo, el medio ambiente e incide en el cambio climático. Este 8 de Marzo, con fuerza y dignidad, las mujeres rurales exigimos participar en igualdad de condiciones en las políticas públicas que afectan a la agricultura campesina. ¡Es nuestro derecho y lo demandamos!

Exigimos la derogación del Código de Agua, elaborado e implementado durante la dictadura militar a espaldas del pueblo, y que los gobiernos de la Concertación no han tenido la voluntad política de cambiar. Demandamos la nacionalización de este recurso.

Las mujeres del campo no tenemos derecho a la previsión ni a una jubilación digna. A las mujeres asalariadas agrícolas de temporada, sobre todo las que trabajan para el sector agro exportador, se les aplica en toda su dimensión el modelo laboral flexible y precario, sin protección de la salud ni cumplimiento de la legislación contra riesgos y accidentes del trabajo. A las mujeres temporeras no se les garantiza un ambiente de trabajo seguro, digno y grato. Exigimos libertad sindical y negociación colectiva. ¡Basta de persecución y listas negras para nuestras dirigentas!

El Estado chileno y el empresariado continúan desconociendo el legítimo derecho de los pueblos originarios a la autodeterminación, mantienen la usurpación de los territorios ancestrales y aplican políticas de represión injustificables a través de la ley antiterrorista y otras normas similares. Las mujeres mapuches en las comunidades son allanadas, acosadas y vigiladas por fuerzas policiales privadas y públicas que resguardan los intereses del capital, y las dirigentas son perseguidas, detenidas y encarceladas. ¡Basta de represión! Tierra y territorio para los pueblos originarios.

Mujeres jóvenes

En este sistema social excluyente, que se hizo aun más castigador desde la época de la dictadura, las mujeres jóvenes hemos sido objeto de las más graves discriminaciones: en el trabajo, en la educación, en los derechos sexuales y reproductivos, en la participación social y política.

Hoy nos encontramos afectadas por una feroz cesantía que nos obliga a ser mano de obra barata y silenciosa, y permanecemos alejadas de toda posibilidad de desarrollo personal, social y colectivo. Mientras que en la educación se nos discrimina, violenta y acosa, en lo social y político también somos marginadas. No hay lugar para las jóvenes en los centros de poder.

Por lo tanto, las mujeres jóvenes exigimos el acceso a trabajos dignos y decentes, el derecho a la promoción de instancias de participación social y política, al igual que el acceso a un sistema educativo integral, laico, democrático, con responsabilidad estatal.

Exigimos educación e información para vivir nuestra sexualidad y afectividad sin riesgos, para defender la autonomía de nuestros cuerpos, para defender nuestras opciones sexuales, sin que por ello seamos objeto de violencias o coerción.

Nuestra dignidad no se transa, nuestro derecho a realizarnos como sujetas sociales y tomar la historia en nuestras manos no puede seguir siendo un tema pendiente ni invisible. Por eso exigimos el derecho a crear, construir y participar de un sistema político, económico, social y cultural realmente respetuoso de los derechos humanos de todas y todos.


¡¡Basta de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres!!

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