
Su principal consigna fue “Basta de exclusiones, discriminación y violencias contra las mujeres”, manifestando su decisión de articularse transversalmente para defender sus derechos y ciudadanía hoy amenazados.
Mireya Baltra, ex Ministra del Trabajo del gobierno de Salvador Allende; María Rozas, dirigenta de la CUT; Rosa Ferrada, integrante del movimiento feminista; Alicia Muñoz, dirigenta de las mujeres asalariadas agrícolas; y Claudia Mejía, en representación de las mujeres jóvenes, fueron las principales oradoras. Enfatizaron la condición crítica de las mujeres chilenas en la sociedad actual a causa del modelo capitalista neoliberal que ha agudizado la pobreza, la desprotección social, la violencia sexista, el trabajo precario, la falta de acceso a la salud y la educación, la discriminación de grupos vulnerables, la acción fundamentalista, etc.
A esto se suman las grandes dificultades que enfrentan para su participación social y política en igualdad de condiciones con los hombres, la falta de justicia y verdad en los casos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, y las permanentes transgresiones de sus derechos sexuales y reproductivos a través de distintos dispositivos de control que se ejercen sobre el cuerpo de las mujeres. Por lo tanto, algunos de los pasos más urgentes para revertir esta situación, señalaron, serían: la derogación de la Constitución Política heredada del régimen militar; el fin inmediato del sistema binominal; la aprobación de la Ley Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos; la despenalización del aborto y la distribución de la anticoncepción de emergencia para todas las mujeres que la requieran; la defensa del Estado laico; el impulso de leyes laborales que realmente protejan los derechos de las trabajadoras y garanticen un trabajo digno y decente; y políticas públicas eficaces que enfrenten la escalada de delitos violentos contra las mujeres, entre otras cosas.
Llegaron hasta el escenario montado en el Paseo Bulnes, diversos conjuntos musicales que homenajearon las luchas de las mujeres organizadas. Asimismo, otros movimientos sociales y de derechos humanos se unieron a la convocatoria y a la agenda planteada por las mujeres, afirmando que esta democracia está en deuda con la igualdad de género, puesto que aunque exista una mujer en la Presidencia de la República, persisten numerosas brechas que no se han logrado superar.
Ahora el desafío de las convocantes es continuar articuladas en torno a metas comunes, trabajando al mismo tiempo por los ejes temáticos específicos de cada organización.
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